How does it feel
To be on your own
Like a rolling stone ?
Like a complete unknown
Bob Dylan
Sabemos que ya se estaban preguntando por la segunda parte de esta entrada, pues: ¡Acá está!
Retomando el ciclo “Música en el cine, Cine en la Música” y anticipando que hemos llegado a su plato fuerte (Mr. Bob Dylan), nos gustaría comenzar hablando un poco de la divertidísima cinta The Boat that Rocked. Lo indicado a nuestro juicio es, como fue el caso del cineclub, ver esta cinta en compañía de camaradas, de preferencia rockeros. Básicamente, the boat genera un ambiente de fiesta permanente que hace mover los pies al ritmo de the Kinks, The Beach Boys, The Who, The White Stripes, y demás.
Como fondo la película plasma el interés de una generación por la defensa de sus ideales tomando a la música como ícono de dicha defensa; práctica que en la Aldeita global que nos ha tocado habitar, donde al estar todo permitido y abierto al desapego absoluto, la rebeldía de la juventud ha sido a menudo reducida a la apatía. Pero vaya, que la música en los 60’s significaba algo más, cosa que Mr. Bob Dylan pone en primer plano.
Dance all day and all night!
Como fondo la película plasma el interés de una generación por la defensa de sus ideales tomando a la música como ícono de dicha defensa; práctica que en la Aldeita global que nos ha tocado habitar, donde al estar todo permitido y abierto al desapego absoluto, la rebeldía de la juventud ha sido a menudo reducida a la apatía. Pero vaya, que la música en los 60’s significaba algo más, cosa que Mr. Bob Dylan pone en primer plano.
Y es que como dijo Bruce Springsteen sobre Bob, si Elvis nos enseñó que podíamos liberar nuestros cuerpos a través de la música, Dylan nos enseñó que podíamos hacer lo mismo con nuestras mentes. Im not there no es ni una película musical, ni biográfica en un sentido clásico. Tood Haynes, el director de este film, toma a Bob no como una persona, sino como una figura, y a partir de este abordaje se permite descomponerlo en sus muchos matices. Por ejemplo, pese a que Dylan es blanco y realmente no sabemos mucho de su infancia, en una de las sub historias de la cinta, se nos presenta como un niño negro. Esa elección dista de ser casual, quizá de hecho resulta más coherente dicha representación para el joven Dylan, influenciado por la música negra, e identificado con su lucha tanto racial como de clase, cuestiones ambas que pueden apreciarse en su canción The lonesome death of Hattie Caroll.
¡Christian Bale lo hace fantástico!
En lo que respecta a la cuestión de género, no hay mejor Bob Dylan que Cate Blanchett. La elección es también coherente con la etapa del músico que representa, y es que Cate es la Dylan rockerona: never sad, never tired, never guilty. En esta etapa, Bob, tras haberse volcado hacia afuera, hacia lo político, se vuelca ahora hacia sí mismo, como objeto de discurso y de satisfacción (mujeres, drogas, rock), con un imago muy claro y muy erotizado que lo lleva a romper de manera violentísima con su pasada audiencia, y con la crítica especializada, a la cual maneja con una gracia de domador de leones.
Take that Mr. Jones
Marca sobre todo una ruptura consigo mismo, que creemos se muestra a través de las actuaciones de Heath Ledger y Ben Whishaw. El primero, nos da un atisvo de las conflictivas relaciones amorosas de Dylan, especialmente dos, la amante y la esposa, quienes son curiosamente representadas por la misma mujer Charlotte Gainsbourg. Esto último muestra otro juego del director con la identidad personal, separando en dos funciones antagónicas a la misma mujer, ninguna de las cuales tiene su happy ending con el protagonista, quien en algún momento se avienta la puntada de decir “I worship women… everybody should have one”.
Ben Whishaw por otro lado, plasma al Bob Dylan poeta, el de las letras capaces de liberar mentes, y el conflicto de un hombre con su obra y la coherencia con la misma; el artista que produce al margen de la felicidad, ¡sufre vaya!, como si prefieriera su obra sobre su vida… posición que no es sostenible indefinidamente. Cuando se supera el límite, sólo queda el regreso… ¿a qué? Richard Gere nos muestra a ese Dylan un poco harto de sí mismo, y por sí mismo nos referimos a todos los Dylan: harto de la protesta social, de la poesía, del rock, de las mujeres. Un Dylan que se recluye huyendo de sus identidad en compañía de perros y caballos.
Ben Whishaw por otro lado, plasma al Bob Dylan poeta, el de las letras capaces de liberar mentes, y el conflicto de un hombre con su obra y la coherencia con la misma; el artista que produce al margen de la felicidad, ¡sufre vaya!, como si prefieriera su obra sobre su vida… posición que no es sostenible indefinidamente. Cuando se supera el límite, sólo queda el regreso… ¿a qué? Richard Gere nos muestra a ese Dylan un poco harto de sí mismo, y por sí mismo nos referimos a todos los Dylan: harto de la protesta social, de la poesía, del rock, de las mujeres. Un Dylan que se recluye huyendo de sus identidad en compañía de perros y caballos.
7 sencillas reglas en la vida para esconderse
7ma: never create anything, it will be misinterpreted.
Creemos que el título I´m not there alude no sólo al flagrante hecho de que Dylan mismo nunca sale, sino también a la idea de que tampoco podemos delimitar al personaje -o para el caso a nadie- a ninguna de las facetas que se nos muestran en la cinta. Los invitamos a elegir el Dylan de su preferencia, a ver y re-ver esta cinta, y a no perderse ninguna de las funciones de este su cineclub.
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